
Los primeros años de vida de los niños son esenciales para su futura evolución física, si, pero especialmente mental y cognitiva osea estamos hablando de sus cerebros. Los padres no deberían, bajo ninguna circunstancia, ausentarse en esta sutil etapa de su existencia, y no hacemos únicamente referencia a los cuidados del cuerpo, ni a los estímulos de su predilección, sino la propia presencia, el incalculable afecto.
Un calor emotivo, sin el cual se condiciona y limita el desarrollo y crecimiento de los cerebros de los pequeños, con efectos negativos hasta la edad adulta. Veamos en detalle de que cosa se trata y como evitarlo.
La imagen anterior muestra los cerebros de dos niños de 3 años: la diferencia entre ellos radica en un trauma emocional. El cerebro de la derecha – más pequeño y con manchas oscuras y borrosas – pertenece a un niño victima de abandono.
Muchos estudios han evidenciado como los niños abandonados en los primeros años de vida, experimentan escasez en los sistemas de coping de estrés cerebral, así como también en el estado general de salud. Cuando hay ausencia o escases de un contacto físico y emocional constante, de parte de un padre – o un «asistente de cuidado primario» – así como interacciones francas y naturales con los compañeros, el desarrollo del cerebro en las aéreas especificas de la capacidad y funciones cognitivas, se verá comprometido para siempre.
El estrés que emana de esta apatia, de hecho, compromete el crecimiento esperado del cerebro y el subdesarrollo de las áreas del cerebro encargadas de la inteligencia: los niños abandonados tendrán más probabilidades de deficiencias en la escuela y en el trabajo, así como de desarrollar adicciones malignas y comportamientos violentos.
Además, tal negligencia indica las condiciones únicas e inherentes y los estilos de vida del ambiente del niño: orfanato, custodia, pero también, escasez tanto económica como educativa. No esta de mas mencionar que, otros estudios han demostrado que los niños, con madres de ingresos muy bajo, un escaso nivel de instrucción, están en su mayoría, en riesgo de sufrir síntomas depresivos.
En estos casos, la solución sugerida es una intervención que considera el apoyo de la madre, incluyendo orientación sobre cuidado del neonato: se llaman «programas de intervención precoz» y son experimentados en USA y en Gran Bretaña, arrojando cierto éxito – pero también muchas carencias.
Además, hasta que un niño se desarrolle en manera saludable, debería prestarse atención, también, a los siguientes puntos:
• No aumentar demasiado peso durante el embarazo: el volumen del cerebro de un neonato es afectado y condicionado por su peso de nacimiento, por eso si la madre está en sobrepeso, también lo estará el bebe.
• Un correcto régimen nutricional, rico en hierro, magnesio y ácidos grasos, en los primeros años de vida de la criatura.
• Recreación libre, que reduce el estrés y contribuye al bienestar cognitivo, social, físico y emocional del bebe.
Dicho esto, reiterar que el amor es esencial, antes que todo: sin ello, se está condenado – desde la infancia.