
«Y esta es la vida eterna, que te conozcan a ti el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado»
Con el objetivo de comprender plenamente lo que la vida eterna significa, es importante entender lo que no es. La verdad es que no es meramente vivir para siempre. Todo el mundo vive para siempre en el cielo o el infierno. Además, la vida eterna es vivir para siempre en las bendiciones del cielo en vez de ser atormentados en el infierno.
Juan 3:36 y 5:24 demuestran que la vida eterna es una posesión en tiempo presente del creyente.
Aquí, Jesús define la vida eterna como el conocer a Dios el Padre y a Jesucristo. Como ya hemos descrito, la palabra «conocer» habla de la intimidad en lugar de un sólo conocimiento intelectual. Por lo tanto, la vida eterna es tener una relación íntima y personal con Dios el Padre y Jesús el Hijo.
Según Juan 3:16, esta intimidad con Dios es de lo que se trata la salvación. Cualquier persona que ve la salvación, como sólo el perdón de sus pecados y se detiene allí, está perdiendo el real significado de esa herencia.
La salvación está destinada a ser la forma de volvernos a la armonía con Dios. En lugar de ello, con frecuencia se presenta como la manera de escapar de los problemas de esta vida y el juicio del infierno.
La mayoría de los no creyentes están tan absortos con su «infierno en la tierra», que en realidad no piensan o se preocupan por su futuro eterno. Están cansados de la religión y están buscando algo que llene el vacío en su interior.
Sólo una relación íntima (la vida eterna) con nuestro Padre puede hacer eso.