
Dicen que quién no conoce a Dios, a cualquier santo le reza. Pues, Nikole Mitchell es una mujer de 36 años que dedicó su vida como pastora guiando a sus ovejas por el buen camino. Pero su vida dio un estrepitoso cambio cuando un día decidió «rezarle» a un santo bastante particular y lejano a su antigua vocación: la industria para adultos.